¿A quién no le ha llamado la atención la singular forma de vestir de la protagonista de esta maravillosa película? Aunque a simple vista no pareciera el vestuario de Lou Clark es clave para el desarrollo de la historia es por eso vamos a descubrir el significado detrás de este.


El film está basado en la novela más vendida del mismo nombre, sigue a Lou Clark (interpretada por Emilia Clarke) mientras cuida y se enamora del tetrapléjico Will Traynor (interpretado por Sam Claflin). La diseñadora detrás del vestuario fue la galardonada Jill Taylor que logró plasmar a la perfección la personalidad de cada personaje a través de su vestimenta.

Louisa tiene una personalidad muy peculiar y un sentido de la moda bastante particular, es fiel a su estilo y no busca complacer a nadie. Lo que pocos saben es que detrás de su vestimenta “inmadura y aniñada” se oculta un doloroso trasfondo, en el libro en el que se inspiró el largometraje se narra que Lou en su adolescencia fue víctima de agresión sexual. Luego de este hecho traumático se prometió a sí misma no dejar partes de su cuerpo al descubierto, por esta razón utiliza indumentaria con tintes infantiles y kitsch, su intención es ahuyentar las miradas.


JoJo Moyes (la autora del libro) cuando pensó en cómo vestirla automáticamente se inspiró en la moda de las calles de Londres, ya que la mayoría de las chicas del lugar tienen una forma de vestir bastante extravagante.


Con esta información Taylor convirtió a la protagonista en una auténtica obra de arte andante pero siempre con combinaciones creíbles y manteniendo una cierta coherencia con su personalidad e historia, es una amante de la moda a su manera, una coleccionista de ropa y en particular de zapatos. Es por esto que para darle más credibilidad y autenticidad a su vestimenta la mayoría de las prendas se consiguieron en tiendas de segunda mano.

Ninguna de las combinaciones están libradas al azar, todo está minuciosamente pensando y cuentan el crecimiento personal de la valiente protagonista a lo largo de la trama. Al inicio su indumentaria es infantil, rara y excéntrica, a medida que se sumerge en el mundo de Will recuerda que también existen hombres buenos es por esto que comienza a soltarse más con sus looks.


Una de las escenas más memorables y tiernas es cuando él le regala unas medias de abejorro idénticas a las que Lou amaba usar cuando tenía 3 años, pero como es de esperar creció y nunca volvió a conseguir un par igual. Estas representan la libertad de Louisa, aunque todo el mundo pensara que eran horribles a ella le encantaban y las utilizaba con orgullo, son un símbolo de confianza en sus decisiones sin dejarse influir por su entorno, siendo siempre fiel a sí misma.

Comienza a retomar su confianza, viste prendas más maduras y forma atuendos más pulidos estéticamente. Como el vestido rojo que utiliza en la opera; está basado en un vestido de graduación de los años 50, sigue un cierto hilo conductor con su personalidad inocente pero marca un cierto crecimiento personal, un primer paso hacia un mundo adulto.

A medida que nos acercamos al final vemos que de a poco comienza a dejar de lado su guardarropa estrafalario y apuesta a uno más simple y sofisticado. Se libera de culpas y entiende que ni ella ni su vestimenta fueron los culpables de lo que le ocurrió es por esto, por ejemplo, que utiliza un traje de baño durante las vacaciones en la playa.


En la última escena vemos el apogeo de su crecimiento personal reflejado en su outfit. Es mucho más elegante y adulto pero siempre transparentando su personalidad dulce y alegre, en este caso utilizando las medias a rayas, un claro guiño a que incorporó todas las enseñanzas de Will. Ya se encuentra preparada para enfrentar al mundo y “Vivir bien” como él le sugiere en su última carta.

Louisa nos deja una gran lección tanto emocional como de estilo: Tenemos que permitirnos ser nosotros mismos, vestir lo que nos haga sentir identificados sin miedo a hacer el ridículo, salir de nuestra zona de confort, romper nuestras propias barreras, experimentando y descubriéndonos a medida que crecemos. Siempre habrá un “Will” en nuestras vidas dispuesto a apoyarnos y regalarnos “nuestras medias de abejorro”.

El film es un viaje de emociones que no te podes perder y si ya la viste siempre es buen momento para rememorarla.