En tiempos de confinamiento muchos diseñadores y emprendedores se reinventaron. Ana nos cuenta cómo transitó esos días de cuarentena y cómo piensa su marca en este contexto.

Este año se tornó incierto.  Nos obligó a  cambiar muchos aspectos y el vestir no fue excluyente. Recluidos en nuestros hogares, pensamos no sólo en lo que vendrá sino en la vida y el ritmo que llevábamos. El querer huir del caos cotidiano también se reflejó en las prendas que empezamos a priorizar. Buscamos tendencias que nos permitan relajarnos, alejarnos del bombardeo visual en el que las redes sociales nos sumergen.

Desde hace un tiempo descubrí una marca que mucho sabe de significar la libertad y el contacto con la naturaleza. OH! RADAL es una marca que nació en la zona cordillerana de Río Negro, más precisamente en El Bolsón.

Ana Schvartzman es la encargada de hacer magia mediante el proceso de impresión botánica, sello en cada prenda de OH! RADAL. Ella se formó en diseño textil en Israel y se recibió en producción vegetal orgánica en Río Negro.

El valor de lo sustentable está presente en el trabajo de Ana, quién se ocupa de elegir las telas, se ocupa de la moldería, manda a coser, tiñe y estampa. Todo está realizado de forma artesanal y experimental. Además vivir en donde vive le permite recolectar plantas de la zona que le sirven para la impresión a la hora de crear. “En general lo que yo hago es investigar que me interesa a mí no dentro del tipo de materiales que uso, en general son fibras celulósicas naturales. Trató de investigar algunas fábricas o empresas (que generalmente están en Buenos Aires lamentablemente) compro pequeñas cantidades para testearlas, hacer pruebas de tinta y de estampas, confeccionar alguna cosita y ver el producto final. Recién ahí yo sé si a mí ese producto me sirve para teñir y/o estampar.  Pero también sí la calidad del producto es buena, si la caída me va a permitir expresar esa pieza. Generalmente todo viene de Buenos Aires y solo compro lo que se ha producido dentro de Argentina. Busco que sean algodones argentinos. Estoy trabajando con algodón que no tiene ningún proceso, no es que sea el más sustentable, si bien es un objetivo que estoy priorizando empezar paso a paso, por lo menos ahora quiero que sea algo hecho dentro del contexto de nuestro país. Y fundamentalmente ahora que necesitamos fuentes de trabajo, es bueno saber que es nuestro, que es de acá y que se quede acá.”

Ana nos cuenta que el #Quedarse en casa le sirvió para reflexionar, para diseñar desde un lugar más relajado y más consciente. Además las redes sociales le permitieron ampliar su público y pensar a la marca no solo en un contexto de ferias.  “Desde la perspectiva laboral te cuento participábamos de la Feria Regional de El Bolsón, que parece que va a volver a reactivar, pero bueno claramente durante estos  meses que estuvo cerrada fue al principio un impacto fuerte para mí porque era una situación que no sabíamos bien cómo íbamos a sortear. Sin embargo se abrió una ventana,  la posibilidad para empezar a trabajar en un modelo de negocios de venta online,  porque la gente empezó a comprar online a través de Instagram. La gente se empezó a conectar creo que mucho más a las redes y también de alguna manera empezaron a acercarse a la marca. Estos meses viví de esas ventas que no fueron menores de hecho las ventas de Mayo igualaron a las ventas de Mayo del año pasado y el año pasado las ventas no fueron online y las ventas de Junio superaron ampliamente las ventas del año pasado. Así que en relación a mi proyecto la cuarentena tuvo esa influencia positiva, empezar a poderme plantear este modelo de negocio cómo algo más serio, como algo concreto, como algo que sucede y me parece súper interesante porque es una rama que se abre. Por otro lado me parece que las ventas online son de alguna forma lo que viene, de alguna manera todo está apuntando para este lado más virtual.”

Lejos quedaron las siluetas ceñidas en jeans. Luego de calzarnos pantalones pijamas y ropa oversize para andar en casa, es lógico que pensemos en prendas holgadas, que nos dejen movernos con libertad. No sabemos que nos depara la nueva normalidad de la que tanto se habla. Creo que como le sucedió al alma mater de OH!RADAL para muchos habrá un antes y un después en su cotidianidad luego del confinamiento. “El tiempo alejado de las ferias en verdad a mí me contribuyó mucho porque todo empezó en Marzo puntualmente. Yo trabajando en la Feria estaba saliendo de un paréntesis de tiempo muy intenso ( que es Enero, Febrero y Marzo) así que aproveche el tiempo para poderme desconectar y poder descansar, de hecho hace unos días atrás llegue a la conclusión de que esto es algo que tengo que empezar a hacer todos los años. Desconectarme de los ambientes bulliciosos me parece que contribuyen mucho a mi salud mental. Si bien al principio fue una incertidumbre, se volvió terapéutico. Además de descansar mucho durante este tiempo, tuve tiempo de ordenar información en mi mente como un proceso de asimilación y acomodamiento de información, que me permite poder discernir mejor qué es lo que quiero producir. Por ejemplo yo en los inviernos no produzco mucho, pero poder producir clave y tomar decisiones más inteligentes realmente siento que me impactó desde ese lugar.”

La naturaleza nos sorprende en cada detalle, y eso sin dudas se traslada a cada prenda confeccionada por las manos de Ana. Plantas nativas como el radal, que da nombre a la marca,  imprimen y tiñen las telas. La magia ocurre en una olla de cual se sabrá el resultado luego de algunas horas de cocción.

 “La verdad es que nunca se bien en que me inspiró, nunca sigo un hilo,  me pasa que hay cosas que a mí me gustan y me parecen una dulzura o incluso a veces me inspira la tela o el color. Veo un color, veo una tela,  veo una caída,  veo una textura y eso ya me hace sentir o pensar que podría ser cierto tipo de prenda. Yo tengo muy claro que hay toda una “culturalidad del romanticismo” que de alguna manera me inspira mucho y creo que en mis prendas se ve, así como lo campesino. Eso siento que está muy presente de alguna manera. Siento que cuando alguien busca ropa de OH! RADAL no piensa que es necesariamente urbana. También hay cosas vintages que me llaman mucho la atención y claramente terminan siendo parte de mis prendas, pero bueno esto no es que yo siga un proceso creativo en el cual algo me inspira puntualmente sino que me doy cuenta de que hay factores que están alrededor. Es como arquetípico esto de que me guste la ropa de campo, un poco me inspiré en algunas décadas pasadas en 1920, 1910 ese tipo de ropa me parece hermosa y a veces trato de volcar algunas cosas o me doy cuenta posteriormente que volqué cosas pero no sé, no tengo un factor inspirador concreto.” Comentó Ana cuando le consulte que la inspiraba a la hora de desarrollar una colección que incluye  vestidos, monoprendas, ropa interior, calzas y bolsos. 

La pandemia nos encerró, nos conectó con nuestro yo, nos hizo pensarnos y encontrarnos. Nos permitió saber de qué manera nos sentimos libres. La ropa de entrecasa lo expresó en muchos perfiles de influencers y marcas. Oh Radal es una marca que,  desde hace algunos años, viene experimentando esta conexión con la naturaleza. Nos invita a abandonar el asfalto, alejarnos del caos, acercándonos al campo como vía de escape.

El pos confinamiento sin dudas le dará un lugar de importancia a marcas que apuesten por lo sostenible, lo artesanal. El consumo responsable parece imponerse de a poco: textiles sustentables, diseños de estética campestre, prendas oversize y paletas de tintes que surgen de la madre naturaleza,  nos alejan de las figuras entalladas, de la rectitud de lo urbano, acercándonos a un andar por el bosque. Conectando con el entorno como lo hace Ana en sus recorridos en busca de ramas, hojas y elementos que serán parte de su creación.