¿Cuántas veces escuchaste la palabra upcycling? Seguro la relacionaste con el término reciclar pero debo aclararte que es mucho más que eso. Para empezar a redactar esta nota me senté a leer y buscar información sobre el término y todo lo que conlleva.

Reutilizar textiles no es novedad y tampoco es tan ajeno. Charlando con mi mamá sobre el tema que iba a tratar, me enteré que mi abuela reutilizaba las telas de las bolsas de harinas para coser sábanas y repasadores. Ahora que me pongo a pensar en esto, recuerdo una prenda que ame usar cuando tenía cinco años: un jumper de terciopelo negro con el parche de  una frutilla.

Esta prenda amada era el resultado de reutilizar la tela de un blazer de terciopelo. Este blazer había sufrido una quemadura, mi mamá considero que  había que hacer algo con esa tela, era una lástima desecharla! Acudió a una modista y ella le propuso transformarlo en un jumper para mí. Esa prenda la recuerdo con mucho cariño, luego paso a mi hermana menor, después la lució una de mis primas y así fue pasando… El consumo masivo hizo que el ritual de transformar y de pasar prendas de generación en generación se fuese perdiendo.

Esto me trajo a la memoria fotos que había visto en Pinterest alguna vez, en donde se mostraba a familias estadounidenses hacia finales del siglo XIX vistiendo prendas hechas con tela de bolsas de alimentos por lo general eran de harina. En esa época no se hablaba de moda sostenible ni se pensaba en la idea de no generar residuos. Sólo se realizaban estas prácticas por necesidad.

Actualmente existen diseñadores y marcas que buscan retomar estas prácticas pero con un mensaje de conciencia por cuestiones ambientales. Para poder entender más sobre el concepto y cómo se realizan estas prácticas me comunique con diseñadoras de espíritu upcycling: Juliana García Bello, Lucila Dellacasa, Paula Aguirre y Ximena Corcuera.

El contexto de aislamiento permitió el reencuentro con nosotrxs mismxs, bajar un cambio! como se dice popularmente. Se hablo mucho de una tendencia slow en la moda, de reutilizar, de revalorizar prendas y elegí a estas marcas porque considero que son las que tienen experiencia para aportarnos una mirada sobre este tema.

Obvio que la primera pregunta que les hice fue cómo definen Upcycling. Término que suele asociarse a la idea de reciclado, pero como aclara Ximena Corcuera, hay que diferenciar los objetivos finales de las prácticas para poder entenderlo:

“El upcycling o supraciclaje es una técnica que más que estar relacionada con la reducción de desechos de producción, su objetivo se enfoca en mantener los objetos ya existentes lejos de la basura, alargando la vida de los productos viejos o en desuso a través de diferentes procesos de transformación para conseguir una nueva pieza con un valor agregado, ya sea para venderlo y generar una ganancia o para uso propio. La maravilla del upcycling es su accesibilidad y la libertad que te da para crear, no hay un proceso ni regla específica que deba usarse para transformarlo, únicamente un fin común.

Dentro de la economía del reciclado existen 3 caminos, el upcycling, el reciclaje y el downcycling o infraciclaje. El reciclado a diferencia del upcycling es cuando deshacemos un objeto hasta llegar a la fibra o material para reconstruir nuevos objetos, las botellas de PET serían un gran ejemplo, cuándo las reciclamos pasan por un proceso en el que se rompen y deshacen para generar nuevamente un material desde cero que posteriormente formará las nuevas botellas o productos de PET reciclado. En el upcycling no hay una descomposición del producto hasta la materia, sino un proceso de transformación para llegar a un objeto nuevo con un valor agregado, es por esto que los mecanismos, o procesos son infinitos y personales y el resultado va a depender de tu imaginación.”

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Ximena Corcuera es diseñadora mexicana. En su marca y proyecto busca siempre reflejar una perspectiva artística de la moda a través de sus “historias portables”. Se especializa en moda upcycling y no sólo crea prendas a partir de otras, sino también educa sobre esta práctica.

“ La masificación de las cosas ha traído consigo una desvalorización de la moda, todo se ha vuelto desechable e intangible, ya no vemos las historias que hay detrás de los objetos que consumimos o tenemos.  Mi trabajo, aunado a mi relación con el upcycling, busca un cambio de perspectiva hacia una moda más humanizada, en dónde revaloricemos las prendas por sus historias, detalles, procesos, o por la gente detrás de la fabricación de cada pieza.  Creo en la moda como un camino para comunicar, compartir y conectar con otros, considero que la ropa tiene el poder de fungir como un canal de comunicación, una herramienta para vincular conceptos, ideas, historias más profundas, proyectos culturales, etc. con una comunidad.  La idea es que puedas portar un pedacito de cada historia. Es por esto que le tengo un cariño especial al upcycling, para mí propuestas como el upcycling o el zero waste nos abren nuevos retos y caminos de creación siendo una oportunidad para reinventar una nueva estética y un nuevo código que nos permita transicionar hacia una industria más consciente y responsable. Por otro lado, considero que el trabajo colaborativo y comunitario es un enorme pilar para enriquecer los procesos e ideas, es por esto que disfruto enormemente el compartir y comunicar lo que aprendo o se sobre moda y sostenibilidad a través de cursos, masterclasses o talleres, mientras más seamos en esto mejor! la idea es compartir y contagiar esta propuesta.”

Antiguamente las bolsas de harina se convertían en vestidos de damas y niñas. Los fabricantes se dieron cuenta del uso que se les daban a estos textiles y empezaron a estampar las telas e incluso se incluían instrucciones de costura para utilizarlos. Muchos artistas  sumaron sus diseños en las estampas de estas bolsas.

El vestir es sin duda el reflejo la sociedad que habitamos. La reutilización textil de la segunda mitad del siglo XX  significó el recurso que tenían las familias para vestir en épocas de crisis. Actualmente nos encontramos en un contexto mundial de pandemia, que nos obliga a pensarnos en conjunto. Las prácticas actuales de reutilizar tienen una carga de conciencia y el contexto actual parece, por deseo quizás, apuntar a la necesidad de un cambio de pensamientos y prácticas de consumo.

“Esta crisis llegó como la oportunidad de modificar la forma en que perseguimos una falsa idea de felicidad: la producción y el consumo deben ser funcionales a las personas y a la naturaleza, beneficiándolas, no devastándolas ni agotándolas. Y sabemos que cada vez más, por razones de fuerza mayor o bien por creencia genuina, la industria ya está reseteando a pasos agigantados su forma de existir tal como la conocíamos hasta hoy.” Consideran las chicas de Therapy Recycle and Exorcise ARG, que agregan “En términos creativos o de cambio de mentalidad, nosotras vemos al upcycling o suprarreciclaje como una herramienta educativa, inclusiva y participativa para acercarnos y acercar a otras personas a los procesos de producción de la moda, lo que conlleva la puesta en valor o revalorización del trabajo, las técnicas, las personas y los materiales involucrados. Es una herramienta ideal para cambiar desde adentro a la moda. Para acabar con las ideas anticuadas y retrógradas de esta industria como un mundo exclusivo o excluyente, como una estructura jerárquica, discriminatoria y dictatorial.”

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Esta marca fue creada por las hermanas cordobesas Paula y Mariángeles Aguirre, se caracteriza por ser un proyecto de moda sostenible y alternativa, sin género, sin temporada y sin tallas, con diseños elaborados a partir de prendas de vestir vintages, textiles desechados y descartes de materiales. “Nosotras tuvimos dos maestras en el upcycling: nuestra abuela y nuestra madre, que lo hicieron toda la vida, desconociendo el término, porque en realidad se inventó la técnica mucho antes de que se acuñara el término, lo que da cuenta de una práctica humana sensible y eficiente que está más allá de cualquier marketing.” Aclara Paula y agrega que “hacer suprarreciclaje de moda es trabajar con fibras, tocando también muchas fibras internas.  Ese es el valor que estamos poniendo en las cosas, que después nos va a hacer más difícil verlas como descartables, vamos a crear un lazo emotivo con las cosas a través de los procesos.”

Durante la gran depresión fueron muchas las mujeres que despertaron su creatividad convirtiendo las bolsas en vestidos, muñecos, cortinas, ropa del hogar y cuando esto se desgastaba se las reinventaba en colchas de patchwork. Estas mujeres se vieron atraídas por las estampas, exploraron el material y le dieron rienda a la imaginación. Algo parecido es lo que Juliana García Bello describe ante el concepto upcycling “entender primero cuáles son esos conceptos que nos están movilizando, que es eso que nos dan ganas de seguir pensando nuevos procesos. Y una vez que nos conectemos con eso entender que va a ser más lento que otros procesos. Esto lleva mucho más tiempo porque hay que construir un sistema en el cual uno pueda construir estas prendas upciclying o reconstruidas y una vez que estamos conectados con ese concepto y con que es lo que nos está realmente movilizando a trabajar de esta manera poder visualizar cuáles son esos textiles, cuáles son esas prendas que más nos conectan con uno mismo, con nuestra historia, con nuestro cotidiano de esa manera va a ser mucho más simple conectarse con esas prendas con las cuales uno va a construir nueva indumentaria. Creo que  es muy importante la parte conceptual que existe detrás de esto, porque es lo que nos va a dar el empujón a poder generar técnicas, poder pensar nuevas morfologías, pensar un cuerpo, en pensar como las prendas se adaptan a ciertas situaciones de nuestro cotidiano como es la que nos va a dar el soporte para que luego esas prendas puedan ser utilizadas en un momento determinado.”

Juliana es la dueña de la marca que lleva su apellido García Bello. Representante en el mundo de la moda upcycling de nuestro país. Actualmente es la primer Argentina y Latinoamericana, en quedar dentro de lxs 10 finalistas del premio Redress Design Award 2020, que tendrá lugar en Hong Kong en el mes de septiembre.

 “La moda sostenible en argentina la veo en crecimiento. Veo que hay muchísimos colegas que están readaptando sus empresas a tener un bajo impacto en sus producciones, si bien siento que somos los emprendedores que tenemos empresas muy pequeñas o tenemos marcas muy chiquitas los que damos visibilidad a este tipo de mirada nueva. Creo que el gran cambio vendrá cuando las grandes empresas (que son las que producen más cantidades de productos y  tienen más desperdicios o mayor cantidad de uso de producto plástico)  puedan tener una mayor conciencia. Actualmente creo que muchísimas empresas en Argentina no hacen tanto por eso. Afirma Juliana que además considera “no hay que dejar de lado lo que se hace con nuestra mano de obra y nuestras personas detrás del sistema de la moda. Porque una moda sostenible se piensa no sólo en lo que tiene que ver con la materia prima o sistema de producción,  sino que  también tiene que ver con las personas que están detrás. Existe una explotación muy grande de las personas que trabajan en el sistema de la moda y existe poca valorización, se ve reflejada en los sueldos de estas personas, muchas personas en condiciones irregulares. Empezar a entender que la ropa la construyen las personas y que no las construyen las máquinas solamente. Que esas personas que están ahí necesitan ser valoradas.”

La moda de los vestidos de bolsas de harina fue sinónimo de dar respuestas a una crisis económica. En la actualidad la moda del suprareciclaje es sinónimo de aportar a no agotar recursos naturales y reducir la generación de residuos.

“Yo empecé a reutilizar prendas inicialmente porqué como una especie de huelga no quería comprar más  telas. Siento que las telas nuevas son mucho más descartables y eso me da bronca entonces empecé como a buscar telas antiguas en las prendas antiguas antes de la obsolescencia programada.” Nos cuenta Lucila Dellacasa diseñadora de Reinventando Prendas. Este proyecto crea prendas nuevas recuperando textiles en desuso. También dictan talleres y asesoran incentivando a las personas a recuperar parte de las prendas  que ya no usan. “Creo que se necesita ganas de hacerlo y un poco de ingenio para ver algo donde no lo hay ver cómo se puede arreglar o recuperar algo. Ya con el solo hecho de remendar y de recuperar algo ya no es upcycling pero una gran paso”

En el pasado la moda de reutilizar y crear con bolsas de algodón desapareció dando lugar a los envases de papel y luego de plásticos debido a que eran más económicos. Pero esto con el tiempo se convirtió en problema por la alta generación de residuos y contaminación.

Este tiempo de confinamiento sirvió sin dudas, para muchos, tomarnos unos minutos para pensar, para cambiar el ritmo de vida que teníamos. La moda slow podría tener la oportunidad de crecer. El contexto actual desaceleró a la industria de la moda y sin dudas la crisis económica desencadena la búsqueda de nuevas alternativas textiles, de prácticas y procesos.

La pandemia nos muestra y nos hace entender que la economía, el medioambiente y las cuestiones humanas están profundamente interrelacionadas. Las posibles soluciones a las consecuencias que nos están dejando el COVID-19 y las que veníamos acarreando con los problemas del cambio climático, vendrán de un nuevo paradigma industrial que permita la integración, la colaboración, un trabajo consciente y transparente.