En una violación de un grupo de hombres hacia una mujer, los hombres buenos y las mujeres buenas se preguntan: ¿Hizo algo para provocarlos?, ¿Por qué se fue con ellos? ¿No huyó? ¿Cómo iba vestida?

En un juicio de una violación de un hombre adulto hacia una menor de edad, los hombres buenos y las mujeres buenas se preguntan: ¿Por qué no lo denunció en su momento?, ¿Dónde estaba la familia?

En una violación grupal correctiva, una lesbiana mata a uno de sus agresores y termina presa por tiempo indeterminado, pero los hombres y las mujeres buenas sólo se preguntan: ¿Cómo hizo para defenderse si sólo era una mujer frente a muchos hombres? ¿Es mujer si tiene pelo corto y se viste como un pibe de barrio?

Mujeres, seguimos habitando un mundo desigual. Con una justicia hecha por la objetividad de hombres buenos, una “subjetividad absolutamente masculina” – Sostiene la poeta y activista Adrienne Rich.

Un mundo que pone en duda nuestra voz, nuestra credibilidad en cada denuncia, en cada experiencia, en cada conflicto. Pero la genial Hanna Gabsby nos advierte, “Rechazar la humanidad de las mujeres es misoginia”. Que los hombres rechacen que habitan lugares de privilegio en los espacios públicos y privados, también lo es.

Admitir que la justicia patriarcal es el paradigma bajo el cual habitamos este mundo, es urgente y necesario.

“Una justicia hecha por y para hombres blancos, sanos, heterosexuales y de clase media alta. Una persona que no se adapte a este estrecho molde está en peligro de no obtener justicia. sino Injusticia” – afirma la escritora y activista María Martín Barrancos.

Por eso marchamos este 8 de marzo. Para que hombres y mujeres buenas comiencen a hacerse las preguntas correctas.  

Marchamos para que desde la JUSTICIA dejen de ser buenos y empiecen a ser empáticos, interseccionales y con perspectiva de género.

Marchamos para que comience a desmontarse el mandato de masculinidad que creó este mundo que nos sigue matando, violando y revictimizando, a pesar de su objetividad buena y correcta.

Marchamos porque creemos en que podemos habitar otro mundo posible. Sin Higuis, Sin Thelmas, sin la joven de Palermo. Y también por y para ellas.

MARCHAMOS PORQUE SEGUIMOS VIVAS y POR LAS QUE NO ESTÁN.