Hace tiempo me viene dando vueltas esta palabra y cuando pensaba en ella se me venían algunas ideas de lo que podía ser, hasta que decidí buscar en el diccionario el significado:

Observación que una persona hace de su propia conciencia o de sus estados de ánimo para reflexionar sobre ellos

Con esta definición se me aclararon algunas ideas, sin embargo hoy me gustaría llevarlo un poco más allá de solo “observar” y “reflexionar”, aunque son dos grandes acciones que podemos realizar a diario para nuestro bienestar.

Escuchaba estos últimos meses frases como: “mirar para adentro”, “mirarse uno”, “ir adentro” y me preguntaba ¿Cómo mirar adentro? ¿Qué mirar? Y en todo caso ¿Para qué?

La pandemia, sin esperarlo, nos llevó adentro: adentro de nuestras casas, de nuestras vidas. Nos llevó a encontrarnos con rutinas que quizá odiábamos pero las seguíamos porque “hay que”, nos llevó adentro de nuestras relaciones e indudablemente nos llevó a encontrarnos con nosotros mismos.

En ese encontrarnos con nosotros mismos fue (y es) importante hacer introspección.

Observar no es solo mirar, sino es darse cuenta. Observarnos para llevar consciencia a nuestro ser, poner “sobre la mesa” lo que nos pasa, lo que sentimos, lo que pensamos, esos  miedos que a veces parecen tan reales, esas creencias que nos limitan, esas frases que nos decimos que nos lastiman, sin embargo, seguimos repitiendo en automático los cuestionamientos, las ideas que tenemos sobre la realidad, nuestras interpretaciones.

Hacer introspección, también es reflexionar acerca de lo que observamos y poder cuestionarlo sin que eso signifique dejar de ser, porque como menciona Eckhart Tollé, nuestra identidad es mucho más que los conceptos que tenemos acerca de quienes creemos ser.

Pero mirar adentro no es solo darse cuenta y reflexionar, sino que, según mi mirada, es poder hacernos cargo de todo eso que vemos, de esos “darse cuenta”. Hacernos cargo para poder elegir y dejar de ser un títere de las circunstancias para empezar a decidir sobre la vida que queremos vivir.

Es abrazar todo lo que observamos y sobre lo que reflexionamos para elegir desde la libertad. Es poder ir al corazón, a nuestro corazón, a esos deseos profundos, a esos anhelos de toda la vida y volver a conectar con los sueños.

Introspeccionar es poder mirar adentro nuestro desde la amabilidad y compasión, es poder encontrar una mirada más amorosa de quienes estamos pudiendo ser con el nivel de consciencia que hemos ganado hasta hoy, saliendo del juicio y crítica constante.

Observar, darse cuenta, reflexionar y poder elegir implican cambiar.

Cambiar porque nos damos cuenta que hay cosas que ya no nos sirven, porque continuar así sería como seguir usando un talle de zapato más chico por el solo hecho que me gustaban o “eran” cómodos.

La introspección nos invita al cambio y pensar en ello, en un contexto donde hemos vivido el mayor de los cambios a nivel mundial, puede resultar abrumador; sin embargo déjame decirte algo: la vida es cambio.

No sé cuándo fue que nos creímos que había algo estable e inmutable.

Los cambios son necesarios para seguir evolucionando, seguir creciendo y seguir viviendo.

Mi invitación hoy es que puedas “ir adentro” para poder cambiar y así empezar a ser vos quien lleva las riendas de tu vida y no las circunstancias.

Desde ese lugar inmensamente vulnerable y que requiere de coraje (que estoy convencida que lo tenés) aunque cause miedo, vas a poder conectar con: la elección, la creatividad, tu verdadera esencia y la vida misma.

Imagen: Arte en papel de Cristina Juhász @TJ papercutting